La Periodoncia: Es la rama de la odontología que trata las enfermedades de las encías y del hueso que soporta al diente. Los malos hábitos de higiene bucal, técnica deficiente de cepillado, hábito de fumar, etc. ocasionan acumulación de restos de alimentos y otros irritantes que favorecen la proliferación de bacterias que producen substancias químicas que inflaman e irritan las encías. Esta es una de las enfermedades más comunes que existe debido a que no presenta síntomas hasta que la enfermedad se encuentra en un estado muy avanzado. Sus principales síntomas son: sangramiento frecuente de las encías, principalmente al cepillarse, movilidad dental y mal aliento.
Las enfermedades periodontales son patologías que afectan al periodonto, es decir, a los tejidos que sostienen a los dientes, son patologías infecciosas, causadas por bacterias.
Hay dos grandes grupos de enfermedades periodontales. Cuando se afecta únicamente la encía, causando un proceso inflamatorio reversible, se denomina gingivitis.
Si la gingivitis se mantiene mucho tiempo y además se dan otros factores (genéticos, ambientales, locales,…), se inicia la periodontitis (común, aunque incorrectamente, llamada “piorrea”), en la que, además de la inflamación de la encía ya mencionada, se produce una destrucción más profunda que afecta a los otros tejidos del periodonto, es decir, el hueso alveolar, el cemento del diente y el ligamento periodontal. Esta destrucción es, además, irreversible, y favorece la progresión adicional de la enfermedad, al crear un espacio debajo de la encía que denominamos bolsa periodontal, en el que cada vez se acumulan mayor cantidad de bacterias que pueden poner en peligro la supervivencia de los dientes.
Usted puede sospechar la necesidad de una evaluación más profunda por parte de su dentista o periodoncista, tenga o no que realizarse un tratamiento de implantes dentales cuando detecte algunos de los siguientes síntomas:
- Sangrado de las encías (no suele apreciarse en fumadores).
- Enrojecimiento o inflamación de las encías.
- Retracción de las encías (encías mermadas o dientes más largos).
- Presencia de sarro o excesiva acumulación de placa dental.
- Halitosis (mal aliento).
- Separación progresiva de los dientes.
- Movilidad o pérdida de dientes.
Por regla general, si su dentista o periodoncista advierte la presencia de alguno de estos síntomas o usted se los comenta, valorará la necesidad de una evaluación o tratamiento específico.
Los problemas periodontales son muy frecuentes, pero por lo general tienen buen pronóstico cuando son tratados adecuadamente.
Hoy sabemos que el porcentaje de la población que sufre alguna forma de gingivitis o periodontitis llega al 96%. De estas últimas, las formas más graves afectan al 22 % de la población.
La Enfermedad Periodontal no es contagiosa sino transmisible. Según los últimos estudios llevados a cabo en parejas de más de 20 años de convivencia, la flora bacteriana de ambos cónyuges es similar debido a la transmisión de bacterias de uno a otro.
Para desarrollar la enfermedad es necesario que exista además de bacterias, una predisposición genética a padecerla. No obstante, este dato es especialmente importante ya que aumenta el riesgo de padecer la Enfermedad Periodontal. Por ello si su pareja tiene Enfermedad Periodontal es aconsejable realizar una consulta con el periodoncista.
En cuanto a si la Enfermedad Periodontal es hereditaria, los últimos estudios arrojan que existe una marcada predisposición genética a padecer la Enfermedad Periodontal, no siendo hereditaria la enfermedad sino esta predisposición a padecerla. Se recomienda hacer un estudio periodontal a todos los parientes biológicos de pacientes periodontales.
Lo primero que podemos decir es que el tabaco es la principal causa de la aparición y desarrollo de la periodontitis, de esta forma estamos ante una patología que afecta principalmente a aquellos pacientes que tengan el hábito de fumar.
Para explicar esta relación entre ambos factores es necesario entender que el tabaco causa una bajada de las defensas naturales que se localizan en la boca y ello hace posible que las bacterias tengan más facilidades a la hora de penetrar en la encía. Por ello es muy recomendable abandonar el hábito del tabaco o, en el peor de los casos, reducir el consumo de cigarrillos.
Tal y como hemos comentado anteriormente, una de las principales consecuencias de esta enfermedad es la destrucción del hueso maxilar. Por ello son muchas las personas que se preguntan si es posible regenerar este tejido, que además de hacer la función de sostener el diente cuenta con una importante función estética.
Por norma general no es posible recuperar el hueso que se haya perdido antes de la atención de un especialista, sin embargo en la actualidad contamos con interesantes avances en este sentido que nos permiten regenerar el hueso gracias a la aplicación de una serie de productos que hacen posible la formación de hueso.